A día de hoy, los buques de esta clase
representan el núcleo de la capacidad combativa de la Armada de muchos
países. Tomando en consideración sus capacidades, se puede más bien
caracterizar estos buques como cruceros. La fabricación en serie de
tales buques es la condición indispensable para crear una Armada
oceánica capaz de cumplir una amplia gama de misiones lejos de la costa.
¿Cómo será el futuro destructor?
Los últimos
destructores desarrollados en la URSS fueron buques del proyecto 956
(‘Sovremenny’, en la clasificación de la OTAN). El buque insignia de ese
proyecto denominado ‘Sovremenny’ fue puesto de quilla en marzo de 1976 y
fue incorporado a la Armada de la URSS en 1980. Se fabricó dieciséis
destructores de ese tipo para la Marina de Guerra rusa. El último buque
del proyecto 956, 'Almirante Ushakov', fue incorporado a la Armada rusa
en 1993. La fabricación de cuatro buques más de ese proyecto concluyó en
el período de 1999 a 2006 para la Marina de Guerra china.
Las características
técnicas y capacidades operativas de los destructores del proyecto 956
no se ponen en duda, pero debido a varios defectos del proyecto la mayor
parte de los buques de ese tipo fueron retirados del servicio
operacional tras el colapso de la URSS en 1991.
El problema principal
fue la planta energética a base de una turbina de vapor que se hizo
obsoleta ya hacia el inicio de fabricación de estos buques. Es menos
segura y económica qua la planta a base de turbina de gas que se
instalaba en los buques antisubmarinos del proyecto 1155 ‘Udaloy’
fabricados en la misma época.
Las capacidades de
defensa antisubmarina y antiaérea del destructor dejaron mucho que
desear también. Así las cosas, sólo tres de los dieciseis destructores
del proyecto novecientos cincuenta y seis fabricados quedan en servicio
operativo. Dos buques se han sometido a la reparación y cuatro buques
retirados del servicio activo están esperando la decisión sobre su
destino. En comparación, de los doce buques del proyecto 1155 fabricados
ocho quedan en servicio operacional hoy por hoy.
Los defectos de los
destructores del proyecto novecientos cincuenta y seis se pusieron en
evidencia ya en la época soviética, cuando fue desarrollado y puesto de
quilla el buque del proyecto 1155.1 cuyas características debían unir
una planta energética eficaz y segura, excelentes capacidades de defensa
antisubmarina de la versión anterior de este proyecto, así como las
capacidades combativas del proyecto novecientos cincuenta y seis.
Desgraciadamente, se fabricó sólo un destructor antisubmarino de ese
tipo, ‘Almirante Chabanenko’ considerado uno de los mejores buques de la
Armada rusa. Puesto de quilla en febrero de 1989 y botado en diciembre
de 1992, se incorporó a la Marina de Guerra rusa sólo en 1999. En la
época postsoviética fue difícil acabar rápidamente la fabricación de los
buques de guerra y someterlos a pruebas.
El ‘Almirante
Chabanenko’ tampoco fue un buque ideal. Hacia el momento de su
incorporación en los arsenales de la Armada rusa, EEUU puso en servicio
operacional casi treinta destructores del tipo ‘Arleigh Burke’ que, de
hecho, determinaron las principales características de los buques de esa
clase para hoy. La ventaja principal de los destructores de clase
‘Arleigh Burke’ y cruceros más grandes de clase ‘Ticonderoga’ fue el
sistema universal de combate Aegis y el sistema de lanzamiento vertical
Mk-41. Con el sistema Mk-41 se puede realizar lanzamientos de misiles
antiaéreos y antibuque de casi todos los tipos, así como torpedos
antisubmarinos que están en servicio operacional de la Armada de EEUU.
El ‘Almirante Chabanenko’, como los buques del proyecto 1155 asimismo
fueron dotados con el sistema de lanzamiento vertical. Pero este sistema
puede emplearse sólo para lanzar misiles antiaéreos de alcance medio
9М330 del sistema antiaéreo misilístico naval "Klinok". La Armada rusa
tampoco tenía en su disposición un sistema de combate con las
capacidades de Aegis.
Tareas planteadas
Así las cosas, se
determinaron las características que fue necesario plasmar en el
destructor de nueva generación. Debe estar equipado con un sistema
universal de combate similar al estadounidense Aegis, capaz de rastrear
blancos terrestres, aéreos, de superficie y submarinos y guiar misiles
que deben destruirlos, así como ejercer el mando tanto de un buque como
de una unidad, incluidos los aparatos aéreos de varios tipos y sistemas
de lanzamiento vertical capaces de lanzar misiles de varios tipos. En
base a estas exigencias de la Armada rusa, se desarrolló dos sistemas de
lanzamiento vertical: un sistema universal de lanzamiento de misiles
desde buques y un sistema de lanzamiento de misiles de dimensiones más
pequeñas para el sistema de misiles antiaéreos Redut.
Ambos sistemas
pueden lanzar varios tipos de misiles. En particular, en el sistema
universal de lanzamiento de misiles desde buques se puede emplear
misiles supersónicos de crucero antibuque Oniks, así como todos los
tipos de misiles que forman parte del sistema universal Kalibr, desde
los misiles estratégicos alados hasta los torpedos antisubmarinos. Se
puede colocar ocho misiles a la vez en un módulo del mencionado sistema
universal de lanzamiento de misiles desde buques y cuatro misiles
antiaéreos de alcance medio (hasta 150 kilómetros) 9М96Е y dieciseis
misiles de corto alcance (hasta 15 kilómetros) 9М100 en un módulo del
sistema de lanzamiento Redut. Los misiles de corte alcance se colocan en
contenedores de modo que cuatro misiles se ubican en una célula. Por
ejemplo, la corbeta rusa Soobrazitelni del proyecto 20380 equipado con
tres módulos Redut cada uno de los que contiene cuatro células es capaz
de portar doce misiles de alcance medio o cuarenta y ocho misiles de
corto alcance o misiles de alcance corto y medio en varias
combinaciones.
Al mismo tiempo, se
realizaba el desarrollo del nuevo sistema de mando. A día de hoy, la
Armada rusa empieza a emplear con cada vez más frecuencia el sistema
universal de información y mando ‘Sigma’ con el que se puede equipar
todos los buques de superficie de nueva generación y que sólo puede
tener pocas diferencias que dependen de la clase del buque y su
armamento.
El sistema Sigma en
su primera versión fue ensayada en la fragata Neustrashimi fabricado en
los noventa. Su versión modernizada se instaló en las corbetas de la
clase Stereguschi, tanto las que ya se han incorporado a la Armada como
las que están fabricándose. Las fragatas y los destructores de nueva
generación se dotarán con la versión modernizada del Sigma también.
Restricciones financieras de las capacidades combativas
El asunto muy
importante consiste en la relación entre las capacidades del destructor
de nueva generación y su precio. No hay todavía una información
detallada al respecto. A juzgar por todo, se trata de tres opciones
posibles. Es probable que el destructor de nueva generación sea de
desplazamiento de 9 000 toneladas, esté dotado con la planta energética a
base de la turbina de gas, sistemas de artillería de 130 mm, el sistema
universal de lanzamiento de misiles desde buques de cuatro módulos
(capaces de portar hasta treinta y dos misiles, en total), el sistema de
misiles antiaéreos Redut de dieciseis módulos (cada uno de los que es
capaz de portar cuatro misiles de alcance medio o hasta dieciseis
misiles de corto alcance, es decir, de sesenta y cuatro hasta ciento
cuarenta y cuatro misiles antiaéreos en varias combinaciones, en
total).
La versión más potente, pero también más
cara del destructor será de desplazamiento de 12 000 toneladas,
posiblemente dotada con el sistema de artillería de 152 mm y que será
capaz de portar mayor número de misiles. La tercera versión del
destructor puede tener dimensiones y capacidades combativas similares a
la segunda versión, pero estará dotado con una planta de propulsión
nuclear. Es posible que en buques de tal desplazamiento esta planta sea
más eficaz que las plantas a base de las turbinas de gas.
Es difícil decir
ahora cuál de las tres opciones sea elegida. El coste de fabricación de
un buque similar en serie ascenderá posiblemente a 40 000 o 60 000
millones de rublos (1 329 o 1 993 millones de dólares). La Armada rusa
necesita, al menos, doce o dieciséis tales buques que, junto con las
fragatas y corbetas, pueden ser núcleo de la capacidad combativa de la
Armada rusa en el norte del país y en el Lejano Oriente ruso.
Al incorporar en sus
arsenales un número suficiente de corbetas y destructores portamisiles,
la Armada rusa estará preparada a formar las unidades de permanente
disponibilidad operacional, el núcleo de las que pueden constituir los
cruceros nucleares portamisiles, buques de desembarco anfibio (BDA) y
posiblemente portaaviones.
El proyecto del destructor de nueva
generación para la Armada rusa debe presentarse en 2014. La fabricación
del buque insignia puede iniciarse en 2015 o 2016, tras pulir hasta la
perfección los principales elementos del equipo y armamento. Ya queda
poco que esperar.
ek/rl/sn
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