Álex Calvo
martes, 15 de marzo de 2011
Tras los daños sufridos por la central de Fukushima Daiichi a causa de los terremotos y el tsunami, la atención informativa se ha centrado en los esfuerzos para limitar su alcance. Se empiezan sin embargo a vislumbrar las consecuencias a largo plazo en los campos de la seguridad y la defensa, así como en el futuro del renacimiento nuclear.
Una sombra de duda sobre el renacimiento nuclear. En los últimos años un número significativo de países han optado por iniciar o reemprender
Un marinero de la base aeronaval de Misawa colaborando
en la limpieza del puerto pesquero de la población
la construcción de reactores, tras un paréntesis motivado por algunos incidentes, unos costes mayores de los inicialmente previstos y la hostilidad de amplias capas de la población. El llamado "renacimiento nuclear" es visto con ilusión por las empresas niponas. Enfrentadas a un mercado doméstico saturado y una economía estancada, pero poseedoras de una avanzada tecnología y notable experiencia, sueñan con poder expandirse en el extranjero.
Apoyan estas expectativas factores geopolíticos, principalmente el deseo de países como Vietnam de reforzar las relaciones con Japón como alternativa a una dependencia excesiva del gigante chino. En este sentido, se ha llegado a un acuerdo nuclear civil ya entre Hanoi y Tokio, mientras que Nueva Delhi continúa negociando. En el caso indio existen ciertas reticencias japonesas por no ser firmante del Tratado de No Proliferación, aunque Tokio votó a favor del acuerdo entre India y el Grupo de Suministradores Nucleares, del que es miembro destacado.
Todo ello podría cambiar si los daños sufridos por la central Fukushima Daiichi motivan un endurecimiento de la oposición a la energía nuclear de la opinión pública, que enfríe el cambio de actitud de muchos electorados y gobiernos durante los últimos años. Aunque las circunstancias concretas del caso, un terremoto de gran magnitud seguido por un tsunami, son específicas de Japón y difícilmente repetibles en otros países, no puede descartarse que sean vistas por muchos observadores como un toque de atención sobre el peligro inherente a la energía atómica.
Esta actitud podría contrarrestarse en parte, sin embargo, por el recordatorio sobre la vulnerabilidad del suministro de petróleo y gas natural que suponen las actuales revueltas en el Norte de África y Oriente Medio.
Japón y Asia Central: ¿un paso atrás en el retorno de Tokio a la región?
Una hipotética decisión japonesa de reducir el peso del átomo en su política energética podría tener un cierto impacto en las relaciones entre Japón y Asia Central. El uranio es una de las riquezas naturales de que disponen países como Kazajistán, Uzbekistán y Mongolia, ansiosos todos ellos de aumentar sus exportaciones sin depender excesivamente del mercado chino. Ninguna de estas capitales desea provocar a Pekín, o ser vista como parte de una alianza antichina, pero todas ellas se esfuerzan en desarrollar una diplomacia y un comercio multivectoriales, en los cuales Japón, como potencia económica de primer orden, tiene un papel destacado.
Las compañías niponas están presentes en el sector minero de los tres países, y el embargo chino sobre tierras raras de septiembre del año pasado ha empujado a Japón a "volver a Asia Central".
Las tierras raras se encuentran, a menudo, junto al uranio, con lo que un menor interés japonés, o de países distintos de China, en el segundo podría obstaculizar los esfuerzos para superar el cuasi -monopolio de Pekín sobre las primeras.
Estados Unidos y el país del sol naciente: una alianza aún más estrecha
Por el contrario, muchos observadores opinan que la crisis desembocará en un acercamiento entre Washington y Tokio. En general la alianza, no exenta de tensiones y que se ha ido redefiniendo las últimas décadas, tiende a estrecharse ante las amenazas externas, en este caso de origen natural. Hay que tener también en cuenta los notables esfuerzos de las Fuerzas Armadas estadounidenses para asistir a las autoridades niponas, que no están pasando desapercibidos por su opinión pública.
El USS Tortuga cargando material de las Fuerzas de
Autodefensa para ser empleado en la asistencia a las víctimas
La crisis y la posición militar japonesa. En relación al impacto sobre la política de defensa, destacan dos cuestiones. En primer lugar, el coste de la reconstrucción puede suponer una presión aun mayor sobre el presupuesto de defensa, que ya se preveía estancado los próximos años. En segundo, de optar Tokio por reducir el peso de la energía nuclear se incrementaría la vulnerabilidad japonesa ante un posible bloqueo naval. Japón decidió, en la última revisión de sus directrices de defensa, proseguir su rearme naval, ampliando por ejemplo su flota de submarinos. Los fondos necesarios provendrían del recorte de capacidades ya no consideradas clave, como las fuerzas acorazadas.
Una combinación de presupuesto menguante y necesidad de reforzar la Armada podría desembocar en mayores esfuerzos para no solamente reforzar la alianza con Washington, sino buscar sinergias con otros actores regionales como Nueva Delhi. Sin llegar a una alianza explícita podría reforzarse la cooperación y los intercambios, siendo el precio a pagar seguramente el desbloqueo de las negociaciones nucleares.
También es necesario destacar que el papel de primer orden de las Fuerzas de Autodefensa, con decenas de miles de efectivos desplegados y una posible llamada a reservistas, podría contribuir al aumento de su prestigio observado los últimos años, aspecto esencial de la normalización del Japón como potencia nuclear.
Japón: ¿potencia nuclear latente?
Finalmente debemos preguntarnos qué supone la crisis para la capacidad japonesa de desarrollar armas nucleares, una puerta siempre abierta pese a la decisión política de no hacerlo y firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Justo unos días antes de los terremotos el gobernador de Tokio, Ishihara Shintaro, se encargaba de recordarlo, con unas declaraciones defendiendo la necesidad de contar con estas armas ante la amenaza china.
En función de cómo acabe la crisis es posible que las actitudes populares ante las armas nucleares se endurezcan, haciendo más difícil dar dicho paso. Sin embargo a nivel técnico los daños sufridos no suponen una merma en la capacidad latente nipona. Es más, ante una China en fuerte crecimiento económico y rearme sostenido las armas nucleares podrían ser vistas como una opción más económica que las fuerzas convencionales.
http://www.revistatenea.es
* Alexandre Calvo Cristina
Profesor de relaciones internacionales, European University.
jueves, 17 de marzo de 2011
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