viernes, 31 de agosto de 2012

Androides, los nuevos aliados del Pentágono

 


Ya saben subir escaleras y hacer flexiones y pronto podrán conducir vehículos, retirar escombros y reparar averías en situaciones extremas. Son los nuevos androides del Pentágono, robots más autónomos y fuertes que nunca. Los robots humanoides con autonomía supervisada podrán ser utilizados en rescates, introducirse en terrenos de difícil acceso y asistir en desastres naturales y operaciones relacionadas.
La firma a la que el Pentágono ha encomendado la misión es Boston Dynamics, que obtuvo este mes un contrato de 11,2 millones de dólares para construir estos robots, que tendrán dos piernas, dos brazos con manos y una estructura similar a una cabeza humana con sensores y un ordenador a bordo.
La concesión se ha hecho a través del programa de robots de alta movilidad de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés) que ha puesto unas normas muy concretas.
El robot tiene que tener "caderas, espalda y hombros; cuello y muñecas; hombros, rodillas y tobillos", que le den capacidad de movimiento y flexibilidad. Las extremidades y el torso deben estar, además, cubiertos por un armazón que dan al androide un aspecto más humano, al menos físicamente.

 

El objetivo principal del proyecto, que ya está en marcha, es desarrollar un robot terrestre capaz de ejecutar "tareas complicadas en ambientes peligrosos", según especifica el Pentágono en los documentos para la concesión del contrato, que salió a concurso en abril. El programa se centra en robots que pueden utilizar herramientas humanas, desde instrumentos que pueden ser agarrados con las manos como martillos para derribar puertas en caso de emergencia, a vehículos.
El Pentágono busca avanzar en nuevas tecnologías consideradas claves para lograr mejorar la autonomía de estos autómatas, que todavía tienen que ser manejados con supervisión, así como su movilidad, destreza y fortaleza. Al mismo tiempo, se busca que puedan ser controlados por operadores no expertos y funcionen pese a dificultades de comunicación como un ancho de banda bajo o intermitencia en las comunicaciones. Otro de los objetivos es hacer el desarrollo del software y del hardware de los robots de tierra más accesible y a un coste menor, mientras se siguen dando pasos para aumentar su capacidad. Los robots ya se están entrenando en los laboratorios de Boston Dynamics donde son sometidos a pruebas de resistencia, suben escaleras y hacen flexiones para demostrar que cumplirán con las misiones de rescate que les serán asignadas en el futuro.
Se espera que los robots estén a punto en 2014 pero antes tendrán que probar que pueden conducir un vehículo utilitario de carga, de unos 450 kilogramos, a una velocidad máxima de 15 kilómetros por hora; cambiar de marchas, acelerar y frenar; retirar escombros que bloqueen el acceso a una puerta y abrirla para entrar a un edificio.


Los androides podrán levantar hasta 5 kilos de peso, de momento, y además de fuerza tendrán que disponer de destreza para utilizar herramientas de trabajo como un escoplo y otras herramientas para derribar un muro de cemento. Una de las tareas más difíciles será la de detectar y cerrar una válvula en un escenario ficticio en el que se supone que hay una fuga en una tubería y tener la habilidad de cambiar un componente mecánico, por ejemplo, de un sistema de refrigeración.
Esta no es la primera colaboración entre el Pentágono y la empresa con sede en Massachusetts. Dentro de los proyectos para asistir en el futuro a soldados en el campo de batalla, el centro de investigaciones del Pentágono y Boston Dynamics ha desarrollado un robot de cuatro patas, apodado "cheetah" (guepardo), capaz de correr a 18 millas por hora (29 km/h). El felino robótico, presentado en marzo, causó sensación al batir el récord marcado en 1989 por otro autómata creado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de 13,1 millas por hora (21 kilómetros por hora).
La compañía también ha diseñado para el Pentágono una especie de arácnido, RiSE, que puede escalar en una pared totalmente vertical, por ejemplo la fachada de un edificio, pero también árboles y muros. Así como BigDog, un cuadrúpedo con capacidad para cargar hasta 150 kilos de peso, por lo que puede ser equipado con armas, y una destreza sin igual para acceder a terrenos difíciles. Todos ellos se perfilan como los nuevos compañeros de los soldados en el campo de batalla.

Elvira Palomo / EFE 
http://www.revistatenea.es

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