Dmitri Peskov, secretario de prensa del presidente de la Federación de Rusia, declaró que se trata de “un continuo estado de histerismo con el que se pretende demonizar a Rusia”. 

A principios de abril denunció que los medios de comunicación que señalan que el Kremlin habría amenazado con emplear su armamento nuclear siembran el pánico sin apuntar motivos concretos, y después “pasan a temer lo que ellos mismos han escrito”.

 
Los medios occidentales se refieren principalmente a las declaraciones que hizo el presidente Vladímir Putin durante una entrevista con el canal televisivo Rossiya que se emitió durante un programa dedicado al documental Crimea. El camino hacia la patria.

“Estábamos dispuestos a hacerlo (disponer de las fuerzas nucleares para entrar en combate). Yo mismo hablé con los colegas (occidentales) y les dije que (Crimea) es un territorio que históricamente pertenece a Rusia, que allí viven rusos que corrían peligro y no podíamos abandonarles”, declaró concretamente Putin.


En marzo el vicesecretario general de la OTAN, Alexander Vershbow, y el exconsejero del presidente de EE UU para la seguridad nacional, Zbigniew Brzeziński, mencionaron la posibilidad de que, a raíz del conflicto de Ucrania, Rusia empleara su armamento nuclear en caso de entrar en guerra con Occidente.

En aquel momento los militares rusos acababan de realizar una serie de ejercicios a gran escala con las Tropas de Misiles Estratégicos, lo que dio pie a que se abordara este tema.

 
La disuasión nuclear, a la orden del día

En una entrevista con RBTH Iván Konoválov, director del Centro de Coyuntura Estratégica, señala que, en las circunstancias actuales, una guerra entre Rusia y Occidente no es posible. 

El escudo nuclear, que tanto Rusia como la OTAN poseen, actuaría como garante de la paz. Al mismo tiempo, tal como pone de relieve el experto, la doctrina militar rusa no contempla un ataque nuclear preventivo, sino que menciona el derecho a emplear su armamento nuclear como respuesta ante una agresión de gran envergadura.

“Hay que tener muy en cuenta esta sutileza”, destaca Konoválov.

De acuerdo con la nueva redacción de la Doctrina Militar de Rusia que se hizo pública a finales de diciembre de 2014, “La Federación de Rusia se reserva el derecho a emplear su armamento nuclear como respuesta a un ataque contra el país y/o sus aliados en el que se empleen armas de destrucción masiva, ya sean nucleares o de otro tipo, así como en caso de que la Federación de Rusia sea objeto de una agresión con armamento corriente, si esta supusiera una amenaza contra la existencia del Estado como tal”.

A su vez el director del Centro de Estudios Sociopolíticos, Vladímir Yevséiev, cree que no hay posibilidades reales de que estalle una guerra. “Pero nadie puede excluir que se produzcan incidentes en el espacio aéreo y, particularmente, en el mar. Incidentes en los que se vean involucradas las fuerzas armadas de diversos países y alianzas, y que podrían agravar el conflicto”. 

El experto está convencido de que tanto Rusia como los países occidentales adoptarán todas las medidas que estén a su alcance para que no se produzca una escalada de los incidentes. “En realidad nadie tiene la intención de iniciar una guerra”, cree el experto. 

Andréi Iliashenko
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