Pocos meses después de que la Armada estadounidense decidiese encargar la producción en serie de los buques de combate litoral (LCS), se han descubierto graves fallos estructurales en ambas clases de buques, la Freedom y la Independence.
El más grave de ellos se ha producido en el trimarán clase Independence, en el que ha ocurrido una corrosión galvánica, producida por la presencia de metales diferentes en contacto, el aluminio del casco, la sal del agua de mar y otros metales. En este sentido, los cascos de aluminio tienden a corroerse más rápidamente que los de acero, pero el problema ha llegado a ser tan grave con el LCS Independence, que a los 18 meses de su entrada en servicio, enero de 2010, se ha tenido que llevar a un dique seco para reparar la corrosión y diseñar cambios que eliminen el problema. En los LCS monocasco clase Freedom se han producido grietas de 15 cm de longitud.
Las grietas y la corrosión son comunes en los nuevos diseños de buques, especialmente en diseños radicalmente nuevos (como el trimarán
clase Independence) y, normalmente, estos problemas se pueden solucionar, pero siempre existe el riesgo de que el nuevo diseño presente un grave error, necesitando un gran trabajo de rediseño y detener la construcción de los nuevos barcos. En los años de prueba del nuevo diseño de un barco de combate se trata de descubrir que funciona, en qué grado y que no funciona. La experiencia de la Armada estadounidense en introducir nuevos diseños radicales tuvo lugar hace casi un siglo, con el portaaviones que exigió casi dos décadas de experimentación y una guerra mundial para comprobar que su diseño funcionaba, mientras que los submarinos nucleares de finales 50 y primeros 60, en comparación con los LCS, son más bien el resultado de una evolución.
En los últimos cinco años, se han construido y han entrado en servicio los dos diseños de LCS, que pasaron las pruebas e inspecciones de aceptación; el Freedom monocasco de Lockheed-Martin las pasó hace dos años, con bastante menos problemas de lo que es usual en el primer barco de una nueva clase; el segundo, el Independence de Austal-General Dynamics, entró en servicio en enero de 2010. Y, aunque se esperaban grietas y corrosiones en ambos diseños, han aparecido mucho antes y han sido más graves de lo previsto.
Fuente :http://www.revistatenea.es/
martes, 28 de junio de 2011
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