miércoles, 13 de agosto de 2014

El gran reto para la OTAN... más allá de Rusia


 




En su primera reunión tras la anexión rusa de Crimea, los aliados decidieron respetar el compromiso adquirido en el acuerdo de cooperación con Rusia: Ucrania no será miembro de la OTAN y no se estacionarán tropas permanentemente cerca de las fronteras rusas. 

Y ello a pesar de la presión ejercida por Polonia, Rumania y los tres países bálticos, que se sienten muy vulnerables a la política expansionista de Putin, aunque se olvidan de que éste no ha invadido, ni invadirá, ningún país aliado y de que la dinámica de la relación entre la OTAN y Rusia cambió completamente cuando Estados Unidos decidió desplegar defensas antimisiles en Polonia.


Otros aliados, y especialmente Alemania, no quieren aislar a Rusia y renunciar a los lazos establecidos durante años y apuestan por alcanzar algún tipo de compromiso. Mientras, España, Grecia, Italia y Turquía están más preocupados por sus vecinos del sur y de oriente y la amenaza rusa, por comparación, les parece insignificante. Esta diferente percepción de las amenazas debilita a la OTAN.

Lo cierto es que, Rusia aparte, la Alianza ha de hacer frente a otras importantes amenazas como el terrorismo, los ciberataques, la inestabilidad en Oriente Medio y en el norte de África-en particular en el Sahel-, el programa nuclear iraní o las ambiciones estratégicas de China… y la OTAN carece de estrategias para afrontarlas.

 
En este contexto, mucho depende de los intereses estratégicos de Estados Unidos y no hay razón para pensar que lo acontecido en Ucrania sea suficiente para que revierta su tendencia estratégica hacia Asia. Su compromiso con la OTAN es una cosa y sus prioridades estratégicas son otra… y la OTAN no está preparada para afrontarlas nuevas prioridades de su socio más importante.

 
La próxima cumbre de la Alianza, que tendrá lugar en septiembre en Gales, es un buen momento para que la OTAN se sumerja en un debate estratégico profundo. Los aliados han de ponerse de acuerdo sobre la naturaleza de la amenaza que supone Rusia para la seguridad europea y sobre cómo responder. 

También para calibrar qué ayuda militar se les puede ofrecer a Ucrania, Georgia y Moldavia. Asimismo, se han de definir qué capacidades se tienen y se necesitan frente a las otras amenazas comunes citadas anteriormente. No es de recibo que Francia decida en solitario la estrategia a adoptar a largo plazo en Mali, después de haber intervenido sólo con el apoyo de Estados Unidos, cuando es algo que afecta a la seguridad de todos. 

Tampoco lo esque en la OTAN no se haya producido un debate serio sobre Irán, cuando el estrecho de Ormuz es un punto estratégico vital. ¿Cómo reaccionaría la OTAN en caso de que el estrecho fuera bloqueado? ¿Y cómo reaccionaría si se produjera un enfrentamiento entre la Armada estadounidense y la de China?.

Lo acaecido con Crimea y en Ucrania ha reforzado la razón de ser de la OTAN, pero también ha conseguido que se visualice de forma prominente que ha de hacer algo urgentemente. Este es el gran reto para la OTAN.

Belén Lara
http://www.onemagazine.es 


 

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