En una idílica población del sur de Alemania, en
plena Selva Negra y donde la tasa de paro se cifra con los dedos de una
sola mano, se encuentra la mayor fábrica de fusiles de asalto de Europa:
Heckler & Koch (HK).
Estamos en Oberndorf, un pueblo de 13.000 habitantes donde radica
también una de las factorías del gigante armamentístico alemán
Rheinmetall, especializado en cañones. «En esta ciudad fabricamos máquinas.
Y dentro de las máquinas nos especializamos en hacer armas»,
nos explica, a nuestra llegada a la moderna fábrica de HK, su director
de marketing, Andy Falcone, quien nos guía en la visita. Toda una
declaración de intenciones de este rincón de la fábrica europea que es
Alemania.
Militar del Ejército español con el fusil G36, en Afganistán (imagen silueteada) / JAIME GARCÍA
Es aquí donde se fabrica el HK G36, el fusil del Ejército de Tierra
español que rivaliza en el mundo entero con el archiconocido
«kalashnikov»… el AK-47.
Su ligereza, con 3,4 kilogramos de peso,
y su estructura compuesta casi en su totalidad por polímero (plástico
muy resistente) le hacen valedor del apodo de «toy gun» o «arma de
juguete», sobre todo entre las tropas estadounidenses que prefieren
armas que pesen más, como su M16.
Fábrica en Arabia Saudí
«Quieren sentir el metal, es psicológico. Los militares estadounidenses tienen otra cultura de armas», nos explica un exmilitar de las KSK, unidad de operaciones especiales alemanas, que ahora se encarga de las demostraciones de Heckler & Koch en países como Arabia Saudí, donde esta empresa abrió factoría en 2006, con una producción de mil rifles al mes.
En todas sus variantes de armas, HK abastece actualmente a
ejércitos de 60 países y 200 cuerpos de seguridad, entre ellos la Policía Nacional, la Guardia Civil o la Ertzaintza.
En 1999, tras un exhaustivo concurso con otros diez fusiles, el
Ministerio de Defensa español decidió adquirir los primeros 11.000
fusiles HK G36 -fabricados en Oberndorf- que entraron inmediatamente en
servicio para sustituir a los insatisfactorios Cetme L, heredero último
de la saga Cetme, con los que hizo la mili media
España. Por tanto, ya no hay fusiles Cetme en el Ejército español salvo
para formación, así como en la Armada para este motivo.
Cetme C, el conocido como «Chopo», entró en servicio en la década de los 60/ ABC
Entre 1999 y 2010 se completaron las necesidades de estos fusiles en
el Ejército español, con un total de 70.000 unidades. Esta última
partida de fusiles fue fabricada en La Coruña por Santa Bárbara Sistemas, una factoría que cerró recientemente por la crisis.
El HK 36G, que también emplea la Fuerza de Guerra Naval Especial de
la Armada, tiene un alcance de 4.000 metros, aunque su distancia eficaz
es de 500 metros; y su calibre, el reglamentario de la OTAN (5,56 x 40 mm).
La relación de Oberndorf con el Ejército viene de lejos, aquí se fabricaron también los Mauser M93 con los que la Infantería española se batió en Filipinas o Cuba y que sobrevivieron a la Guerra Civil, con otros modelos.
Localidad de Oberndorf / E. V.
Fundada sobre las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, en 1949, HK
fue creada por tres ingenieros mecánicos e industriales empleados en la
anterior factoría Mauser, uno de los graneros armamentísticos del Tercer
Reich y desmantelada tras la II Guerra Mundial.
Hilmar Rein, encargado de la parte técnica del departamento de
ventas, nos introduce en el sofisticado proceso de fabricación del HK
G36 en seis distintas fases. Olvídense de los forjadores de Vulcano, de fraguas o de chispazo alguno.
Aquí todo el trabajo lo hacen sofisticadas fresadoras manejadas por un
operario. «La tecnología es revolucionaria. Lo que antes hacían siete
máquinas ahora lo hace solo una», explica Rein.
Máquina utilizada en el proceso de fabricación del G36 /HK
Procesos electroquímicos, soldadura a láser, tratamientos térmicos a
láser, control de una humedad del 40% y una temperatura de 20º C… van
modelando poco a poco las piezas del HK G36, cuyas primeras partes se extraen de cilindros de dos kilos de acero francés.
Tan solo hay dos procesos artesanales: el enderezamiento de los
cañones (es decir, comprobar cada uno de los tubos y su sistema de
visión) y el montaje final de las piezas, las cinco partes en que se
divide el fusil: empuñadura, guardamanos, cargador, cierre y cajón de mecanismos con cañón.
Desde la compra de la materia prima hasta la producción del fusil HK G36 se tardan seis meses. En total tiene 90 piezas diferentes. Al final, se le incluye un número de serie único para su venta.
Almacen de la fábrica / HK
A Hilmar Rein, en la factoría desde los años 80, le hacemos la típica
pregunta en estos casos: ¿qué se siente al fabricar armas que se usarán
para matar personas? Nos responde automáticamente: «El arma en sí no mata. No piensa ni es independiente.
Es accionada por un ser humano. Y en el caso de nuestros clientes, son
profesionales: ejércitos y cuerpos de seguridad del Estado».
Precisamente, en Alemania se eleva ahora el debate de la exportación
de armas a países que no sean del ámbito de la OTAN, cuyos presupuestos
se han visto afectados por la crisis. «Nuestro futuro pasa por la exportación a otras zonas geográficas».
Ya se han dado los primeros pasos. La industria del armamento alemán ha
vuelto a despertar. Pide despojarse definitivamente de no tan viejos
tabúes.
Esteban Villarejo
abcblogs.abc.es
HK G36E, el fusil del Ejército español fabricado en la fábrica de Santa Bárbara en La Coruña y diseñado por HK en Oberndorf
Militar español, con el G36, en misión en Afganistán / JAIME GARCÍA
Instalaciones de la fábrica de Heckler & Koch en Oberndorf / HK
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