El consorcio armamentístico desarrolla una nueva línea de producción. Fuente: Rostej
Tras perder el año pasado buena parte de su mercado habitual (el de
EE UU), además de buscar nuevos compradores, la compañía Kaláshnikov
está intentando abarcar nuevos nichos de mercado.
En febrero de 2015, la corporación Kaláshnikov
anunció que estaba desarrollando una nueva línea de producción: aviones no
tripulados y barcos, tanto militares como civiles.
Izhmash, una de las empresas incluidas en la
corporación, también está fabricando misiles guiados Vijr-1, después de haber
ganado en 2013 una licitación del Ministerio de Defensa para su fabricación. En
2015, se empezarán a realizar las primeras entregas al ejército. Se calcula que
el volumen de producción equivale a 12.500 millones de rublos (231 millones de
dólares).
Estos misiles guiados llevan un sistema de
alas plegables basado en la configuración ‘canard’, diseñada para abatir
vehículos blindados y objetivos aéreos que vuelen a poca velocidad (hasta los
800 km/h).
El Vijr-1 se implementa en helicópteros de ataque como parte de la
unidad lanzamisiles Vijr, alcanzan una velocidad supersónica (610 m/s) y son
capaces de alcanzar un objetivo situado a 4 km en solo 9 segundos.
Las características técnicas de los misiles
(que por cierto superan incluso a los norteamericanos AGM-114 Hellfire, cuya velocidad de vuelo es
inferior), permiten al helicóptero atacar varios objetivos simultáneamente,
aumentando así su capacidad de supervivencia en los ataques (el helicóptero
dispara y se marcha rápidamente del campo de batalla).
El misil está provisto de un “sistema
inteligente de apuntado y sistemas automáticos ‘dispara y olvida’ para el
seguimiento del objetivo”. El piloto detecta el objetivo en una pantalla
nocturna, dispara y activa el régimen de guiado automático, que liberará el
misil al alcanzar la distancia adecuada.
De momento, el único pedido de misiles Vijr
gestionado por la empresa es el del Ministerio de Defensa ruso. Aunque de
acuerdo con la prensa el subfusil AK-12 ha sido elegido como parte del futuro
equipamiento de los soldados, el arma sigue en fase de pruebas y aún no se
conoce ningún pedido de fusiles de gran volumen por parte del Ministerio.
Kaláshnikov trata de compensar los modestos
pedidos estatales con una nueva política de marketing y un giro a los mercados de la región Asia-Pacífico, África y América Latina.
“Según datos de 2014, Kaláshnikov ha obtenido
beneficios netos por primera vez en siete años y casi ha doblado el volumen de
producción de fusiles hasta las 120.000 unidades”, comenta el director general
de la corporación, Alexéi Krivoruchko.
Cabe señalar que la devaluación del rublo ha aumentado la demanda de productos de fabricación rusa en el mercado internacional.
“La depreciación del rublo frente al dólar ha
mejorado la competitividad de nuestros productores”, declaró el director
general de Tejnodinamika, miembro de la corporación estatal Rostej, Maxim
Kuziuk.
Según un alto directivo de la compañía, el
sector armamentístico ruso debería volver la situación económica a su favor,
frenando el aumento de los costes de producción y aumentando las exportaciones.
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