Foto: www.nonexistent-s.ru Autor: Ilyá Krámnik
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Expertos y medios de información discuten
enérgicamente el desarrollo de un segundo proyecto del caza táctico de
quinta generación para la Fuerza Aérea de Rusia.
Como argumento a favor alegan la
necesidad de la lucha competitiva. Pero tamaño paralelismo no siempre
está justificado, ni tampoco posible.
Fue el
vicepresidente del Gobierno ruso Dmitri Rogozin el que adelantó la
iniciativa de desarrollar una segunda versión del caza de quinta
generación. Desde no hace mucho, Rogozin supervisa la problemática de la
industria de Defensa. La iniciativa se dio a conocer en febrero de
2012, pero hasta ahora no ha sido oficialmente detallada. Algunos
expertos creen que del proyecto podría ocuparse la oficina de diseño
Mikoyan por ser, aparte de la oficina de diseño Sujoi (ya enfrascada en el desarrollo del caza de quinta generación T-50), la única en Rusia capaz de crear un caza nuevo.
Rogozin
argumentó su propuesta alegando a la necesidad de promover la
competencia. Al usar de la palabra en el Consejo de la Federación
(cámara alta del Parlamento ruso), el vicepresidente del gabinete
planteó que la Fuerza Aérea de Rusia debe contar con dos, y no con uno,
cazas tácticos de quinta generación. Según se estima, la Fuerza Aérea
recibirá este avión en 2016.
Históricamente, la
Fuerza Aérea de la URSS/Rusia tenían en sus arsenales como mínimo dos
modelos de cazas tácticos. En la mayoría de los casos, estos aparatos,
lejos de competir, complementaban el uno al otro. Palmario ejemplo de
ello es la pareja de los aviones modernos MiG-29/Su-27. Su-27 se
caracteriza por una gran autonomía de vuelo, lleva a bordo armamento y
equipos electrónicos más potentes. MiG-29 es más ligero, su
mantenimiento es menos costoso. Este caza está mejor adaptado para
aterrizar y despegar desde aeródromos de campaña.
Dada
la escasa financiación a mediados de los años noventa, la Fuerza Aérea
de Rusia tuvo que optar por un sólo tipo de caza táctico a desarrollar. Y
lo hizo a favor del Su-27 que poseía mejores prestaciones y
características aéreas en comparación con el MiG-29. Esta situación se
mantendrá también en adelante. El T-50, que en la actualidad pasa
pruebas, se cataloga entre los cazas pesados.
Consiguientemente,
el segundo caza de quinta generación tiene que ser un aparato ligero,
más barato y más fácil en el manejo en comparación con el avanzado T-50.
“Si se logra construir un caza más ligero, pero con el mismo motor que
se instala en el T-50 –comentó a La Voz de Rusia
el experto en temas militares Konstantin Bogdánov-, tal avión tendría
demanda no sólo en la Fuerza Aérea de Rusia, sino también en el
exterior. Otra cosa es que en los mercados externos tendría que competir
con el F-35 que ya habrá ocupado posiciones sólidas allí, cuando
nuestro caza ligero esté listo para ser exportado”.
En
opinión de Bogdánov, el nuevo caza ligero puede suscitar el interés del
Ejército del Aire ruso: “Ya que la Fuerza Aérea de momento no arde en
deseos de adquirir los MiG-35, sería racional reemplazar los obsoletos
MiG-29 por un caza ligero conceptualmente nuevo”.
El director de la revista Vzliot
(Despegue), especializada en temas de aeronáutica, Andrei Fomin,
expresa dudas en cuanto a las perspectivas del empleo del caza ligero en
Rusia: “A juzgar por todos los indicios, el aprobado Programa nacional
de fabricación de armamento y material, no estipula desarrollar, aparte
del T-50, un segundo caza de quinta generación. En una coyuntura en que
el Ministerio ruso de Defensa tendrá que invertir cuantiosos recursos
financieros para empezar a producir en serie los cazas T-50 y muchos
otros aviones, la posibilidad de desarrollar un segundo caza parece
bastante dudosa. Tal vez, se logre llevar a vías de hecho este proyecto
en el marco de la cooperación internacional, siempre y cuando se
disponga de uno o varios socios capaces de aportar contribuciones
financieras e interesados en crear tal caza”.
Al
analizar lo arriba expuesto, podemos sacar las siguientes conclusiones:
el desarrollo de un caza ligero será viable a condición de que se lo
homologue al máximo con el T-50, pero este requisito presupone que la
ejecución del proyecto corra a cargo de la oficina de diseño Sujoi, con
lo cual la oficina de diseño Mikoyan volvería a ser marginada. Al propio
tiempo, la necesidad del caza ligero persiste y está bien delineada. El
tiempo sugerirá la salida de esta situación.
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