Foto: EPA
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El viernes pasado Moscú fue sede de una
conferencia científica del Consejo de Asuntos Exteriores de Rusia, en la
que participó el presidente del país, Dmitri Medvédev. El evento tuvo
lugar en momentos cuando se debate la suspensión de la reunión del
Consejo OTAN-Rusia, prevista como parte de la cumbre del bloque
atlántico el próximo mayo, en Chicago. Muchos expertos atribuyen lo
sucedido a la falta de progresos en las negociaciones
ruso-estadounidenses relacionadas con la creación del escudo antimisiles
en Europa.
La discusión del asunto en
conferencia de Moscú estuvo en gran medida predeterminada por la postura
absolutamente inflexible de la OTAN y EEUU con respecto al escudo
antimisiles europeo. El tema del evento fue formulado de manera bastante
amplio: “Mitos y realidad de la comunidad de seguridad euroatlántica”. A
lo que Medvédev reaccionó con la siguiente frase: “Mi opinión es que
todavía sigue siendo un mito, pero este mito debe hacerse realidad”.
Al comentar esta réplica de Medvédev, la mayoría de los analistas coinciden en que un espacio común de seguridad “desde el Atlántico hasta los Urales”, con el que soñó en su tiempo el principal promotor de la unidad europea, Charles de Gaulle, todavía debe considerarse un mito. Según Ígor Korótchenko, presidente del Consejo Social adjunto al Ministerio de Defensa de Rusia, son los hechos los que avalan las palabras. Y los hechos aún no permiten hablar de la cooperación. El mayor impedimento en este sentido es la defensa antimisiles que se sigue desplegando en Europa.
La parte rusa confirmó oficialmente por estos días que canceló sus preparativos para la reunión del Consejo OTAN-Rusia. Esta decisión de Moscú encuentra entendimiento incluso entre comentaristas occidentales. Alexander Rahr, de la Sociedad Alemana de Política Exterior (DGAP), señaló en entrevista con la radioemisora Deutsche Welle que la Cumbre de la OTAN en Chicago debe aprobar oficialmente el despliegue de antimisiles en Europa. Su agenda no supone ningún análisis a las objeciones expuestas por Rusia, y en estas condiciones, la presencia en Chicago del presidente electo de Rusia, Vladímir Putin podría interpretarse un “acuerdo tácito” por parte de Moscú con la postura de Occidente, opina Rahr.
Un poco antes, cuando los medios apenas empezaron a publicar las primeras inquietudes de Rusia con respecto a la conveniencia de la reunión del Consejo OTAN-Rusia, el Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen reaccionó: “La cumbre de Chicago no será el fin de la historia”. Puede que sea cierto, si se trata de la historia del escudo antimisiles europeo. La pregunta es si la realización del respectivo proyecto de la OTAN no impulsará una nueva confrontación como la Guerra Fría. El jefe del área de política de seguridad europea en el Instituto de Europa, Dmitri Danílov, cree que hay varias opciones:
—El proceso está medio empantanado, dice el experto. En estas condiciones, vale la pena pensar en lo que dice la parte rusa: que la puerta aún no está cerrada. No nos convendría salir dando un portazo. El hecho de que no vamos a Chicago puede significar tanto el inicio de un período de enfriamiento en las relaciones entre las partes, como también una pausa que se toma para reparar una vez más en lo que se ha hecho. Creo que la puerta entreabierta y ciertas oportunidades que todavía nos quedan, aunque ya no tan amplias como antes, son el máximo con que Rusia puede contar a estas alturas en sus relaciones con EEUU y la OTAN.
Según dijo Medvédev, al resumir su reunión con el presidente estadounidense Barack Obama, celebrada el lunes 26 de marzo en el marco de la cumbre sobre seguridad nuclear en Seúl, ambos líderes coinciden en que todavía hay tiempo y posibilidades para seguir dialogando sobre la defensa antimisiles. Al mismo tiempo, el máximo dirigente ruso señaló que las partes no han cambiado sus posturas respectivas. Esto significa que Moscú no quiere “negociar por negociar”. El tiempo de los “mitos” parece haber pasado. Ahora lo importante es ¿cómo será la realidad?
Al comentar esta réplica de Medvédev, la mayoría de los analistas coinciden en que un espacio común de seguridad “desde el Atlántico hasta los Urales”, con el que soñó en su tiempo el principal promotor de la unidad europea, Charles de Gaulle, todavía debe considerarse un mito. Según Ígor Korótchenko, presidente del Consejo Social adjunto al Ministerio de Defensa de Rusia, son los hechos los que avalan las palabras. Y los hechos aún no permiten hablar de la cooperación. El mayor impedimento en este sentido es la defensa antimisiles que se sigue desplegando en Europa.
La parte rusa confirmó oficialmente por estos días que canceló sus preparativos para la reunión del Consejo OTAN-Rusia. Esta decisión de Moscú encuentra entendimiento incluso entre comentaristas occidentales. Alexander Rahr, de la Sociedad Alemana de Política Exterior (DGAP), señaló en entrevista con la radioemisora Deutsche Welle que la Cumbre de la OTAN en Chicago debe aprobar oficialmente el despliegue de antimisiles en Europa. Su agenda no supone ningún análisis a las objeciones expuestas por Rusia, y en estas condiciones, la presencia en Chicago del presidente electo de Rusia, Vladímir Putin podría interpretarse un “acuerdo tácito” por parte de Moscú con la postura de Occidente, opina Rahr.
Un poco antes, cuando los medios apenas empezaron a publicar las primeras inquietudes de Rusia con respecto a la conveniencia de la reunión del Consejo OTAN-Rusia, el Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen reaccionó: “La cumbre de Chicago no será el fin de la historia”. Puede que sea cierto, si se trata de la historia del escudo antimisiles europeo. La pregunta es si la realización del respectivo proyecto de la OTAN no impulsará una nueva confrontación como la Guerra Fría. El jefe del área de política de seguridad europea en el Instituto de Europa, Dmitri Danílov, cree que hay varias opciones:
—El proceso está medio empantanado, dice el experto. En estas condiciones, vale la pena pensar en lo que dice la parte rusa: que la puerta aún no está cerrada. No nos convendría salir dando un portazo. El hecho de que no vamos a Chicago puede significar tanto el inicio de un período de enfriamiento en las relaciones entre las partes, como también una pausa que se toma para reparar una vez más en lo que se ha hecho. Creo que la puerta entreabierta y ciertas oportunidades que todavía nos quedan, aunque ya no tan amplias como antes, son el máximo con que Rusia puede contar a estas alturas en sus relaciones con EEUU y la OTAN.
Según dijo Medvédev, al resumir su reunión con el presidente estadounidense Barack Obama, celebrada el lunes 26 de marzo en el marco de la cumbre sobre seguridad nuclear en Seúl, ambos líderes coinciden en que todavía hay tiempo y posibilidades para seguir dialogando sobre la defensa antimisiles. Al mismo tiempo, el máximo dirigente ruso señaló que las partes no han cambiado sus posturas respectivas. Esto significa que Moscú no quiere “negociar por negociar”. El tiempo de los “mitos” parece haber pasado. Ahora lo importante es ¿cómo será la realidad?
Autor: O.Severgin
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