Paralelamente a sus tradicionales lazos de
amistad con China, Birmania desearía tener absoluta libertad de acción
para entablar relaciones con otros importantes Estados, Rusia, entre
ellos.
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú,
visitó Birmania con carácter oficial en marzo pasado. Esa fue la
primera visita de un titular de la institución militar rusa a ese país
en los últimos cincuenta años. El general superior Min Augung Hlayn,
comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Birmania, pasó por Moscú en
visita de respuesta en junio pasado. A raíz de estos contactos, las
partes señalaron la “activación de las relaciones bilaterales en el
plano militar”.
Birmania es un país bastante modesto
económicamente, con un presupuesto militar relativamente pequeño. Sin
embargo, ya ha comprado una gran cantidad de armas rusas incluidos
aviones de caza MiG-29, helicópteros de transporte y de combate, Mi-17 y
Mi-24, respectivamente, y misiles antiaéreos Pechora-2M. Más de ciento
cincuenta cadetes de Birmania estudian en academias militares rusas.
La
cooperación militar y técnico-militar tiene mucha importancia en las
relaciones entre Birmania y Rusia, pero la presencia de capital ruso en
su economía es insignificante. El comercio bilateral apenas alcanza unos
ciento cincuenta millones de dólares anuales, contra los más de cuatro
mil millones de dólares del comercio entre Birmania y China. El 35 % de
la totalidad de inversiones directas en el mercado de Birmania
corresponde al gigante asiático, avivado por los temores de la jefatura
del país ante una posible dominación china en la economía nacional. Al
mismo tiempo, China es un antiguo socio político de Birmania que durante
muchos años sufrió aislamiento internacional y fuertes presiones por
parte de Occidente.
En algunos casos, como la compra de
MiG-29 en 2009, Birmania prefería abiertamente las armas rusas a las
ofertas de otros países. Tal vez la distancia geográfica y una ínfima
presencia en la región son factores que aventajan a Rusia en sus
relaciones con Birmania. Las importaciones de armas rusas no suponen
ningún riesgo para ese país en términos de mayor dependencia política de
una gran potencia.
Paralelamente a sus tradicionales
vínculos de amistad con China, Birmania quiere estar libre para entablar
relaciones con otros grandes países. China sigue siendo su socio más
importante en el comercio técnico-militar, pero Birmania pretende
mantener la participación china en su mercado militar dentro de ciertos
límites.
Últimamente, la cooperación con China resulta
sobre todo importante para el desarrollo de la fuerza naval de Birmania.
En marzo de 2012, China traspasó a Birmania sus dos viejas fragatas
053H1. La nueva fragata Kyan-Sit-Thar (F12), que Birmania está
construyendo con el concurso de China, probablemente está basada en el
proyecto chino 054A.
Pero Birmania pretende dotarla con armas y equipos
electrónicos de otros países. Concretamente se trata de misiles
antibuque X-35, de fabricación rusa, y equipos electrónicos y radares de
la empresa Bharat Electronics, de la India.
Un grupo de
navíos rusos debe visitar Birmania a finales de este año. Se supone que
esta visita puede dar un nuevo impulso a la cooperación bilateral en el
ámbito de armamentos navales.
Mientras tanto, Rusia
planea seguir incrementando su presencia naval en el mundo por lo que
los puertos de Birmania pueden ser útiles para los buques de guerra
rusos, en el océano Índico, y la Federación puede apoyar los planes del
país asiático para desarrollar su propia industria militar. La oferta
rusa incorpora buques de superficie de diverso tipo y varios sistemas de
defensa antiaérea.
Fotо: RIA Novosti
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