La constructora naval francesa DCNS
ha obtenido en la primera mitad del año unos ingresos de 1.630 millones
de euros, un 16,7% más que en el mismo periodo de 2012 (1.397
millones). La empresa, de la que dos tercios es propiedad del Estado francés, atribuye los resultados a “los buenos progresos de los programas industriales para la Armada francesa (fragatas Fremm, submarinos Barracuda y el mantenimiento de los buques de primera línea) y de otros para clientes de las marinas internacionales (sobre todo Brasil, India y Rusia)”.
Por
el contrario, el resto de índices principales han descendido. Los
beneficios de explotación, por ejemplo, han bajado un 3% durante los
seis primeros meses de 2013. Ahora no llegan al 6% de lo ingresado,
mientras que un año antes el rendimiento extraído era del 7%.
Mucho
peor, y con mayores consecuencias para el futuro, es el descenso en la
cartera de pedidos. La compañía únicamente ha conseguido firmar durante
el periodo observado nuevas órdenes de trabajo por un valor 578 millones
de euros, un 29% menos que durante la primera mitad del año 2012,
cuando llegó a los 813 millones.
En total, al comenzar el mes de
julio DCNS contaba con una cartera acumulada de pedidos de 13.227
millones de euros. Suficiente para mantener la actividad durante al
menos cuatro años aún cuando no entrasen nuevos encargos, pero un 6,7%
menos que lo registrado doce meses antes.
Su presidente y consejero delegado, Patrick Boissier,
reconoce, tras apuntar que el incremento de los ingresos obtenidos
“confirman nuestro potencial de crecimiento”, que el “beneficio de
operación no ha experimentado el mismo crecimiento”, y lo atribuye “al
impacto de ciertas dificultades de funcionamiento y al incremento de las
inversiones en investigación y desarrollo” (I+D).
Esas
“dificultades” se refieren a algunos programas industriales en los que
está inmersa DCNS, sobre todo a los relacionados con el sector de la
ingeniería nuclear civil.
En cuanto a la subida de las
inversiones en I+D, la compañía se limita a explicar que ha
intensificado la inversión en este capítulo en lo que va de año “con el
fin de mantener el liderazgo tecnológicos en los mercados claves”.
También añade que ha puesto en marcha “un plan de acción” para
“incrementar la rentabilidad operativa” de la empresa, que reconoce que
durante los dos primeros trimestres del año ha habido una “ausencia de
nuevos contratos importantes”.
Un dato que sí ha sido positivo
para la empresa, como ha ocurrido con los ingresos, es el aumento de su
plantilla, que ahora cuenta con más de medio millar de trabajadores más
que un año antes, de modo que ya supera los 13.500 empleados.
Dura competencia alemana, corena, japonesa y de Oriente Medio
DCNS
centra su actividad en el diseño y construcción de submarinos y buques
de superficie, y el desarrollo de sistemas e infraestructuras asociadas.
También oferta servicios a bases navales y astilleros y más
recientemente ha ampliado su mercado hacia la ingeniería civil nuclear y
las energías renovables.
En
2012, la firma obtuvo unos ingresos de más de 2.900 millones de euros,
de los que el 7,1% rindieron como beneficios de explotación (casi 209
millones en total).
Hace un par de meses trascendió que el
Gobierno francés estaba tratando de vender su participación en DCNS a la
firma electrónica de defensa Thales –dueña previamente
de un tercio de la compañía–. Con esta operación se trataría de
eliminar el déficit de financiación militar de 1.800 millones de euros
previsto para el año que viene.
Se trata de una necesidad
contemplada en el libro blanco de la defensa y la seguridad nacional,
publicado el 29 de abril, en el que se establece que los gastos
militares anuales de Francia se mantendrán en 31.400 millones de euros
entre 2014 y 2019.
DCNS, como la española Navantia, debe hacer frente a la dura competencia de los astilleros de Alemania, Corea del Sur, Japón y de distintos países de Oriente Medio.
Su vicepresidente ejecutivo, Bernard Planchair, adelantó en abril en una entrevista concedida a Infodefensa.com
la estrategia de su empresa de lograr la mejor posición “para estrechar
lazos con otras compañías europeas”. Con ello, explicó, se trataría de
racionalizar un sector que en Europa se enfrenta a un trasfondo de recortes presupuestarios.
Planchair
advirtió de que la industria europea de construcción naval “está muy
fragmentada, lo que resulta ineficiente en términos de gasto público y
en cuanto a los mercados internacionales”.
DCNS, que hace un año
explicaba sus intenciones de doblar sus ingresos en la próxima década,
también está tratando de capear la crisis de presupuesto que golpea a la
Defensa europea mejorando sus posiciones en sectores como la
construcción naval no militar, la energía nuclear civil y la energía
renovable marina.
En el sector militar, estos astilleros son responsables de la construcción, entre otros, de las fragatas francesas Fremm, de los buques anfibios Mistral y de los submarinos Scorpène.
Ginés Soriano
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