Considerada por más de medio siglo el único país
nuclear oficial de Asia, China no está dispuesta a revelar los detalles
sobre su poder atómico.
Algunos expertos creen que su arsenal de misiles
es comparable, si no superior, a los de EE.UU. y Rusia.
Según el artículo publicado por el analista político
Alexandr Hramchijin en el portal Topwar, al evaluar la capacidad de
producción del país y su industria atómica se puede concluir que el país
asiático dispone de un mínimo< de miles y de un máximo de decenas de miles de cargas nucleares.
Sin embargo, de acuerdo con declaraciones oficiales de Pekín, el
Estado tiene armas nucleares en cantidades extremadamente limitadas y
precisamente bajo ese pretexto se niega a participar en las
negociaciones sobre desarme nuclear a nivel internacional. Probablemente, opina el analista, China se
aprovechó del período posterior a la guerra fría, cuando EE.UU. y Rusia
firmaron varios acuerdos acerca del desarme por los que se
comprometieron a reducir su arsenal, e incrementó sus capacidades en
este campo de manera clandestina.
La información proporcionada por la mayoría de las fuentes occidentales
parece, según el autor del artículo, "absurda y surrealista". De acuerdo
con los datos que difunden algunas conocidas instituciones
occidentales, entre ellos el sueco SIPRI (el Instituto Internacional de
Estocolmo para la Investigación de la Paz) y el Instituto Internacional
de Estudios Estratégicos de Londres, China no tiene más de 250 ojivas
nucleares.
No obstante, Hramchijin señala que la primera prueba nuclear de China se
llevó a cabo en 1964, por lo que sugiere que en 47 años la potencia
mundial no pudo crear tan solo 250 cabezas, mientras que, según las
mismas fuentes, Pakistán (cuyas
posibilidades en tecnología y capacidad de producción son muy
inferiores a las chinas), logró fabricar más de 110 en 13 años.
El analista
considera que el número total de cargas nucleares de distinta capacidad
con las que cuenta China podría alcanzar ya las 5.000 unidades, dado que
su producción en el país se está llevando a cabo desde hace más de 40
años.
Hramchijin afirma que en los años noventa del pasado siglo, China
producía al menos 140 ojivas nucleares al año y que no cabe duda de que
tiene más armas nucleares que
el Reino Unido, Francia y que las cuatro potencias nucleares no
oficiales (India, Pakistán, Israel y Corea del Norte) juntas.
Pero hasta
en caso de desarme nuclear completo a nivel global, el país
asiático aún gozaría de un enorme arsenal de misiles convencionales, que
en la última década han mejorado mucho en calidad. Actualmente, el Ejército chino
tiene 17 brigadas de misiles que operan en diversas partes de China y
tienen a su disposición misiles balísticos de medio y largo alcance, así
como misiles operacionales tácticos. Algunos de ellos, como, por
ejemplo los DF-4, DF-3 y DF-21, son capaces de alcanzar el territorio de
países vecinos como Rusia e India. Asimismo, Pekín comenzó
recientemente el despliegue de misiles de crucero DH-10, con base en
tierra, cuya cantidad puede variar de 350 a 500.
El analista señala también que en China existe un gran sistema de
túneles subterráneos cuya construcción costó enormes fondos a un país
que no está acostumbrado a gastar dinero en vano.
Según datos
oficiales, estos refugios, capaces de albergar a cientos de miles e
incluso a millones de personas, están diseñados para proteger a la
población de los terremotos . Pero
esta explicación no es satisfactoria para Hramchijin, ya que, según
subraya, durante los sismos normalmente se recomienda permanecer en la
superficie de la tierra lejos de cualquier estructura. Por ello,
esconderse en los túneles subterráneos no parece la idea más lógica en
este caso, mientras que se sabe que los refugios subterráneos ofrecen la
protección más eficaz en caso de explosiones nucleares y contra sus
consecuencias más destructivas (onda expansiva, radiaciones ionizantes y
contaminación radiactiva).
Asimismo en los últimos años China construyó en su territorio docenas de ciudades con modernas infraestructuras, que permanecen vacías pese
a la gran superpoblación que existe en la nación. Según Hramchijin, no
hay duda alguna de que estas ciudades también se crean en vistas a una
posible guerra nuclear para poder trasladar a las personas a una nueva
ciudad tras la catástrofe.
Como Pekín de momento cede el liderazgo a EE.UU. en
el campo de las armas de alta precisión, su arsenal nuclear sirve como
una cierta compensación por este 'retraso' representando "una amenaza
disimulada". En caso de confirmarse la existencia de estas armas, sería
una sorpresa muy desagradable para el resto de la humanidad. Hramchijin
concluye que hoy en día China es el único país realmente preparado para
cualquier tipo de guerra, tanto convencional como nuclear, aunque el
resto del planeta se esfuerza por ignorar este hecho.
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