A través de los resultados obtenidos en la tanda de ejercicios
recién concluida, se puede conocer el estado real del ejército ruso. Por
primera vez, los militares rusos reconocen que el ejército acumula
manifiestas carencias y dan parte sobre el trabajo que se está
realizando para solventar los errores.
El 20 de julio finalizó la mayor sesión de
control de las Fuerzas Armadas rusas desde los tiempos soviéticos, que demostró
abiertamente el grado de preparación de la defensa del país eslavo en tres
niveles principales: el adiestramiento del personal, la logística y los
sistemas de control. Todos los elementos constitutivos de las fuerzas armadas
rusas han participado, desde el invierno de 2012, en una serie de ejercicios de
diversa complejidad. Gracias a esto, la administración rusa se ha podido formar
una imagen objetiva sobre el grado de preparación de su ejército.
En los ejercicios iniciados el pasado 13 de julio participaron cerca de
160.000 soldados, más de 5.000 unidades de tecnología militar, 70 barcos y
buques auxiliares y 130 aviones y helicópteros.
“En total, durante el periodo de inspección,
se han llevado a cabo más de 150 ejercicios especiales y tácticos con la
participación de las distintas subdivisiones y unidades del ejército; además,
se han resuelto problemas de apoyo logístico, técnico y médico”, indica el
anuncio publicado en la página web del Ministerio de Defensa.
En cuanto a los resultados, aún está por
determinar el balance de las acciones ejecutadas por las tropas del Distrito
Militar Oriental. Sin embargo, lo que sí está claro es que todas las misiones
se han completado con éxito y de que los resultados no han sido nada malos.
En su visita a la última fase de los
entrenamientos, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, elogió la destreza de
los militares con un enunciado breve, pero conciso: “No he observado ni una
infracción grave, resalta la disciplina… El resultado es más que
satisfactorio”, aseguró el presidente. “No han acertado en todos los blancos,
pero se han completado los objetivos de combate”, añadió Vladímir Putin.
Una avalancha de ejercicios
No cabe discutir que los costes de esta
operación desarrollada durante los meses de invierno, primavera y verano, con
la participación de cientos de miles de soldados y decenas de miles de unidades
de tecnología militar han sido, por decirlo de una forma suave, algo elevados.
Sin embargo, los resultados obetnidos son de
un valor incuestionable. Los años de estancamiento en el ámbito de la
tecnología militar y la falta de financiación del sector han dejado un vacío en
la historia militar de Rusia.
Son precisamente estas operaciones de
entrenamiento a gran escala las que permitirán evaluar la índole de los
problemas que se deben solventar para poder abordar una reforma del ejército.
A finales de febrero, el Estado Mayor ruso dio
a conocer los resultados obtenidos por las tropas del Distrito Militar Central
durante la inspección extraordinaria. Entonces, el jefe del Estado Mayor,
Valeri Guerásimov, afirmó con franqueza que se habían detectado algunas fallas
sistémicas.
“Según los resultados de la inspección
extraordinaria, el Estado Mayor ha llegado a unas conclusiones unívocas. Por un
lado, el nivel de preparación de las tropas ha sido alto. Por otro, se han
revelado algunos problemas de carácter sistémico en varias unidades, en
particular, los graduados del pasado año no han demostrado una buena
preparación. El estado de las unidades tecnológicas también deja mucho que
desear”, anunció el general.
El ‘sistema nervioso’ del ejército,
constituido por los equipos de control, no estuvieron a la altura. “En casi
todos ‘organismos’ comprobados, las unidades de guardia demostraron una escasa
experiencia en la comunicación de señales mediante los sistemas automatizados
de control militar”, señaló Guerásimov.
En especial, genera preocupación el mal estado
del equipo militar. En opinión de Valeri Guerásimov, la inspección “confirma,
una vez más, la conveniencia de la decisión adoptada por el Ministro de Defensa
de restablecer las unidades de reparación del ejército”.
El problema reside en que, actualmente, el
nivel que ofrecen las fábricas y los centros de reparaciones es bastante bajo.
“A menudo, equipos a los que se les ha realizado una reparación general o
parcial y que se someten a un proceso de mantenimiento de garantía, se averían
en los primeros meses de uso en las unidades de formación”, explicó.
El jefe del Estado Mayor señaló que se
encontraron defectos en los helicópteros Mi-9 y Mi-24, en los aviones Su-25, en
las unidades de artillería autopropulsada Msta y en los radiotransmisores
R-168-5un.
“La decisión de recuperar las unidades de
reparación es muy acertada”, opina el experto, Vladislav Shurigin. “Con la
externalización que proponía el anterior ministro de Defensa, Anatoli
Serdiúkov, serían empresas comerciales las encargadas de estos trabajos, y
estas tendrían que reparar los equipos directamente en el campo de batalla,
durante las intervenciones militares”.
Con suerte, la nueva cúpula del ejército ruso
sabrá aprovechar la experiencia obtenida con estos entrenamientos y logrará
acertar en todos los blancos, hablando en sentido figurado.
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