El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha solicitado al Congreso un presupuesto de más de 5 millones de dólares -unos 4,5 millones de euros- para que el Pentágono pueda desarrollar un avión de combate “de Nueva Generación”.
Esta nueva aeronave está llamada a sustituir en el año 2030 a los actuales F/A-18 Super Hornet y EA-18 Growler.
El fabricante BAE Systems ya difundió el año pasado recreaciones en 3-D en las que se muestra cómo podría ser este avión de combate del futuro. BAE Systems difundió un vídeo en el que mostraba cómo, en el año 2040, estas aeronaves serían capaces de imprimirse en pleno las partes que se tengan que reparar, y podrían acoplarse varias de ellas para convertirse en un solo aparato: BAE lo llama el ‘Transformer’.
Gracias a la posibilidad de dividirse, el avión en conjunto aumenta su autonomía al reducir su resistencia al aire, y puede adaptarse a casi cualquier situación.
Estos aparatos no estarían tripulados. De hecho, el almirante Jonathan Greenert, jefe de operaciones navales de la Armada estadounidense, se mostró contrario a la presencia de un piloto en declaraciones a la web Defense One: “El peso que ponemos en una aeronave debido al piloto es extraordinario.
Quítalo y pon más sensores en su lugar”. A este objetivo contribuirá el programa ALIAS –‘Aircrew Labor In-Cockpit Automation System’, por sus siglas en inglés-. El subdirector de la DARPA -la agencia de proyectos de investigación del Pentágono-, Steven Walker, explica que el proyecto ALIAS pretende “construir un copiloto”.
El acero también podría brillar por su ausencia. Greenert considera que es un material “sobrevalorado”, ya que el calor que genera cuando el aparato surca los cielos hace que el avión de combate sea fácilmente detectable.
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