En el Salón Aeronáutico de Le Bourget se ha confirmado la noticia de
la creación de un motor para el Futuro Sistema de Aviación de Primera
Línea (en ruso PAK FA), también conocido como el caza T-50. Según los
militares rusos encargados de la primera etapa de pruebas de vuelo, los
resultados obtenidos indican que no tendrá nada que envidiar a su
principal competidor, el F-22 'Raptor' estadounidense.
Según declaraciones del presidente de la
Corporación de la Aviación Rusa, Mijaíl Pogosián, en el programa de pruebas del
T-50 participan cinco aviones, lo cual ha permitido a los constructores rusos
acelerar el proceso y reducir el atraso que sufrían respecto a los
norteamericanos. El F-22 presta servicio a las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos
desde hace mucho tiempo y por ahora puede alardear de ser el caza más moderno
del mundo. En cambio, su rival ruso no es tan conocido.
Según comentan sus constructores, el T-50 es
la quintaesencia de la modernidad en el ejército ruso. El avión cuenta con una
serie de innovadoras mejoras relacionadas con el desarrollo de la tecnología de
reducción de visibilidad, nuevos materiales de construcción y cubiertas y
tecnología de inteligencia artificial.
En la construcción del T-50 se han utilizado
los últimos polímeros de fibra de carbono del mercado. Estos materiales son el
doble de ligeros que el aluminio, de cuatro a cinco veces más ligeros que el
acero y el doble de ligeros que el titanio. Los nuevos materiales comprenden el
70% de la cubierta del caza. Su peso es cuatro veces menor comparado con un
avión formado de los materiales habituales y gracias a ello los constructores
han podido aumentar la capacidad de carga militar del avión.
La empresa KB Sujói hace especial hincapié en
"el bajo nivel sin precedentes de localización por radar y de visibilidad
óptica e infrarroja del PAK FA". De este modo, el área de la superficie
reflectante del T-50 es de 0,5 metros cuadrados (le de su antecesor, el
Su-30MKI es de 20 metros cuadrados).
Esto significa que en el radar el Su-30MKI
aparecerá como un objeto metálico de cinco metros por cuatro, mientras que la
superficie reflejada del T-50 es 40 veces menor. Es decir, que su localización
y el uso de armas contra él serán algo terriblemente complicado. Sobre todo
porque el avión cuenta con un rasgo característico de la marca Sujói: la
maniobrabilidad.
Además, el T-50 cumple con el principal
requisito de los cazas modernos: una avanzada inteligencia artificial. El radar
de este caza con barrido electrónico activo (AESA, por sus siglas en inglés) ve
todo lo que se encuentra en el aire y en la tierra a una distancia de varios
cientos de kilómetros.
Es capaz de identificar una gran multitud de
objetivos, tanto aéreos como terrestres, al tiempo que dirige las armas del
caza contra ellos.
Además, a lo largo de toda la capa exterior
del avión figuran varias decenas de sensores distintos que permiten no sólo
controlar la situación a su alrededor, sino también intercambiar información en
tiempo real con sistemas de control terrestres y al mismo tiempo dentro de un
grupo de aviación.
Gracias a su función de "piloto
electrónico", el T-50, analizando la situación, propone al piloto varias
opciones de acción. La mayor parte de la información de vuelo y de combate se
recibe en forma de símbolos e iconos. Esto simplifica en gran medida su
interpretación, reduciendo significativamente el trabajo del piloto, que puede
concentrarse en sus tareas tácticas.
El T-50 puede despegar y aterrizar en pistas
de una longitud de apenas 300-400 metros. En el futuro se planea crear una
versión marítima a partir de este caza. El armamento de esta nueva aeronave se
situará por completo en los compartimentos interiores del caza.
Este es un tributo a la tecnología del
'Stealth'. En estos compartimentos, según algunas informaciones, podrán
situarse hasta ocho misiles 'aire-aire' del tipo R-77 o dos bombas guiadas de
hasta 1.500 kilogramos.
Además, en las dos suspensiones exteriores del
avión se podrán colocar dos misiles adicionales de largo alcance con los cuales
este caza puede combatir objetivos a 400 kilómetros de distancia.
El hecho de que la India se haya unido al
proceso de creación de este caza demuestra las perspectivas de este programa,
así como su competencia en el más alto nivel.
Nueva Dehli destina a este proyecto casi
25.000 millones de dólares y cuenta con recibir en 2018 su propia versión de
este caza de quinta generación. Precisamente esa versión, según los
especialistas rusos, se utilizará para la exportación del caza.
El T-50 ruso será un producto exclusivo de
este país, tal y como sucede con el F-22 estadounidense. Los primeros cazas
rusos en serie se esperan ya en 2013. Y Rusia dispone de compradores para 70
aeronaves como mínimo.
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