Las
piezas de artillería aparecieron entre septiembre de 2010 y diciembre
de 2011 y todo parece indicar que siguen siendo utilizadas. El portal
señala que las piezas se parecen a un enorme cañón que se tenía previsto
construir en el marco del proyecto iraquí Babylon, que no llegó a
materializarse.
El
ingeniero estadounidense Gerald Bull, diseñador de Babylon, contemplaba
sus proyectos de piezas de artillería de largo alcance como una forma
poco costosa de llevar cargamento al espacio extraterrestre. Bull, aún
en 1962, realizó pruebas de tiro en un polígono de Barbados. Utilizando
un cañón naval rehecho de cuatrocientos seis milímetros, Bull consiguió
disparar un proyectil Martlet de ciento cincuenta kilogramos. a una
altura de sesenta y seis kilómetros.
Durante cierto tiempo esos
proyectiles fueron utilizados activamente para sondear las altas capas
de la atmósfera. El perfeccionamiento ulterior de los proyectiles
Martlet permitió alcanzar una altura de doscientos cuarenta y nueve
kilómetros.
Teóricamente los diseños de Bull podrían traducirse en
sistemas de transporte de carga útil al espacio menos costosos que los
tradicionales cohetes portadores. Pero en 1967, por una coincidencia de
factores como fracasos técnicos y cabildeo político, se cortó la
financiación del proyecto.
Ya
sin el financiamiento estatal de sus proyectos espaciales, Bull trató
que acumular los recursos necesarios por cuenta propia, prestando
asistencia en la modernización de la producción de piezas de artillería a
países como China, República Sudafricana, Iraq e Israel. En 1975 creó
el primer obús de largo alcance GC-45 de ciento cincuenta y cinco
milímetros, que fue el prototipo de semejantes piezas de artillería que
se fabricaban en muchos países.
El proyecto Babylon, en el que Bull
trabajó en interés de los iraquíes, debía conducir a la creación de un
gigantesco cañón de 2100 toneladas y ciento cincuenta y seis metros de
largo, capaz de lanzar satélites.
Pero, paralelamente, Bull se dedicó al
cumplimiento de otras tareas de ingeniería para el complejo
industrial-militar iraquí. Realizaba cálculos para lograr un diseño
óptimo de las ojivas de los misiles balísticos a fin de elevar su
autonomía. Todos los proyectos finalizaron con el asesinato de Bull en
Bruselas en 1990. Se supone que en su muerte está involucrada la
inteligencia israelí.
China
contaba con su propio proyecto de supercañón Xianfeng, fabricado en los
años 60 en el marco de un fallido proyecto del sistema de defensa
antimisiles. Las nuevas informaciones sobre el trabajo de China en los
supercañones aparecieron en la década de 1990. En las actuales
condiciones tales sistemas no pueden contemplarse como armas efectivas.
Los supercañones no poseen movilidad, son enormes y vulnerables, y en
caso de guerra serán detectados y destruidos inevitablemente por el
enemigo. Los cohetes balísticos que producen los chinos en grandes
cantidades seguramente serán más efectivos.
Lo
más probable es que los supercañones chinos nada tengan que ver con los
proyectos de cañones espaciales ni con los planes de construcción de
potentes cañones electromagnéticos (tales suposiciones se manifestaban).
Nosotros podemos hacer suposiciones sobre su destino a partir de la
experiencia soviética. A finales de la década de 1940 y principios de
los años 50 la Unión Soviética había diseñado y construido varios
cañones gigantescos, que se utilizaron para probar potentes bombas
aéreas para destruir portaviones norteamericanos.
La más grande de esas
piezas de artillería, el BR-105 calibre seiscientos cincuenta
milímetros, tenía un cañón de 24,2 metros de largo. Fue construido en
1955 y desde 1956 se utilizó para probar las bombas BRAB-3000.
El uso de
los cañones bajaba sensiblemente el costo de las pruebas en comparación
con el lanzamiento de bombas desde aviones y además permitía asegurar
condiciones del experimento estables e invariables, ante todo la
velocidad de vuelo de las bombas. China, además de tener una amplia
nomenclatura de bombas aéreas, también está trabajando en otros tipos de
proyectiles de penetración.
Por ejemplo, la ojiva penetradora para
neutralizar los búnkeres subterráneos, según se considera, está provista
del misil balístico DF-15C. Es posible que el misil balístico antibuque
DF-21D esté provisto de algún tipo de ojiva penetradora.
Es
muy posible que los supercañones chinos se utilicen activamente para
realizar pruebas. Se puede suponer que, tras acumular experiencia de
explotación de tales cañones, los chinos decidan verificar la hipótesis
de Gerald Bull sobre la posibilidad de su aplicación en lanzamientos de
bajo coste de objetos al espacio y, posiblemente, abran una nueva era
cósmica de la humanidad. Pero, de momento, sobre esto solo se puede
soñar.
Foto: osimint.com
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