Se informaba en particular que durante el
salón aeroespacial de Le Bourget habría sido firmado un contrato de
entrega a China de un centenar de tales aparatos. Luego vino un
desmentido en el que la información de marras se explicaba por un error
técnico. La situación fue comentada, especialmente para La Voz de Rusia, por una fuente bien informada experta en los problemas de la cooperación tecnomilitar de China y de Rusia.
En
las horas contadas, transcurridas desde el momento de la publicación en
los medios chinos de la información sobre un suministro de un centenar
de Su-35, hasta la publicación del desmentido, entre muchos diplomáticos
y militares norteamericanos y del Este asiático cundió el pánico pues
el suministro de un centenar de Su-35 llevaría a cambios ponderables en
el equilibrio de fuerzas en el Lejano Oriente. La defensa de Taiwán
podría ser, en tal caso, solo una quimera.
Como nos
explicaba esa fuente bien informada, desde 2012 es ya conocido el hecho
mismo de la firma por Rusia y China de un memorando de intenciones con
respecto a la entrega de ese avión y reconocido por autoridades
oficiales. Se informó, oficialmente, de que se trataba solo de la venta
de veinticuatro aviones.
Un experto explicaba que la
realización de la entrega de un centenar de aviones, a corto plazo,
habría sido imposible para las recargadas potencialidades productivas de
la industria rusa.
Cabe además tomar en consideración
que China no compra nunca grandes partidas, de una sola vez, de
armamento extranjero. De entrada, compran siempre ejemplares en cantidad
relativamente pequeña para su estudio y ensayos.
Esta
fuente destacaba más adelante que organismos competentes de los dos
países informan periódicamente a la opinión pública de transacciones
considerables en la esfera de la cooperación tecnomilitar. Publicaciones
fantásticas suelen gestarse de vez en cuando en la red china de
Internet para propagarse como un virus.
A veces se trata
de proyectos de armamentos que, en principio, son irrealizables. A
veces se repiten datos, pero hiperbolizados y engalanados, conocidos
hace tiempo por todos los que se ocupan de la colaboración ruso-china.
Nuestra fuente suponía que en algunos casos podría tratarse de
operaciones informativas premeditadas de servicios especiales que, de
esa manera, distraen la atención de temas de veras importantes.
Al mismo
tiempo, la propagación de rumores de tal naturaleza, que más adelante
son desmentidos, permite a China hacerse una idea de la actitud
verdadera de los Estados foráneos con respecto a la realización de los
programas de rearme de la Fuerza Aérea del Ejército del país, explicaba
la fuente.
Antes, de manera igualmente extraña, a través
de distintos recursos electrónicos chinos se publicaba la información
espectacular de la supuesta venta a Pekín de treinta y seis bombarderos
estratégicos TU-22N3.
La fuente informaba de que tal operación es, en
principio, imposible, debido a que a comienzos de la década de los
noventa fue cerrada la línea de ensamblaje de tales aparatos. El Tu-22M3
más joven tiene veinte años y es irreal restablecer su producción.
Pero, es evidente que centrar la atención en supuestos esfuerzos de
China en la compra de ese viejo avión la distrae perfectamente de los
programas que lleva a cabo realmente China de desarrollo de la aviación
de largo alcance.
Se trata en primer lugar de la construcción en serie
de los nuevos bombarderos N-6K, armados con cohetes cruceros, capaces de
cargar otra arma de alta precisión, así como la elaboración en China de
un nuevo bombardero de largo alcance sobre la base de las tecnologías
propias de los aparatos sigilosos.
Esta colaboración
ruso-china ha vuelto a enfilar por la senda del desarrollo. Pero, toda
información de nuevos proyectos que parte de fuentes oficiosas debe ser
tomado con suma cautela. De lo contrario, volverían a surgir situaciones
en que operaciones fantasmas puedan ser objeto de un sesudo debate de
expertos y periodistas.
Foto: www.avia-su.ru
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