viernes, 25 de octubre de 2013

Turquía busca misiles en China para alejarse de la órbita estadounidense

 

 
 
La decisión turca de comprar un sistema de misiles antiaéreos a China preocupa no sólo a la OTAN sino también a muchos analistas en Turquía, dado que parece predecir un giro nítido en el juego de alianzas estratégicas del país eurasiático. La integración de programas informáticos y radares de fabricación china en el aparato defensivo turco, conectado con los demás miembros de la OTAN, puede considerarse incluso un "virus", temen en la Alianza Atlántica, destaca el diario turco "Hürriyet".

El acuerdo, cerrado en septiembre, prevé un desembolso de 3.440 millones de dólares para adquirir un sistema de misiles tierra-aire HQ-9, fabricados por la empresa china CPMIEC. La compañía se impuso en la licitación a la oferta de la franco-italiana Eurosam, la estadounidense Raytheon-Lockheed Martin, fabricantes del misil Patriot, y de la rusa Rosoboronexport. Según el Ministerio de Defensa turco, la oferta china fue considerada por ser la menos costosa.

 
Pero el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, recalcó esta semana que "es de extrema importancia que los sistemas que compre un país pueda operar de forma conjunta con sistemas similares en otros países de la Alianza". Algo que en el caso de los HQ-9 sólo funcionará si tanto China como Estados Unidos comparten con Turquía códigos informáticos, algo más bien improbable, señalan los analistas turcos.

También la Casa Blanca expresó ayer su "grave preocupación" por este acuerdo de Defensa, precisamente por la incompatibilidad de las armas, el mismo día que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, rechazara cualquier interferencia en la "soberanía" turca y criticó la "sensibilidad" de la OTAN, mientras que otros países miembros utilizan armamento ruso.

 
Pero la polémica ha suscitado preguntas sobre la posición de Turquía como vanguardia de la OTAN en Asia, papel que cumplió desde su ingreso en la Alianza en 1952, tres años después de su fundación. El politólogo Serhat Güvenç, profesor de la Universidad Kadir Has en Estambul, señaló al diario "Hürriyet" que la compra prevista de misiles chinos refleja el descontento de Ankara con Washington.  

"Hay frustración: Las posiciones turca y estadounidense respecto a Siria no son compatibles", cree Güvenç, dado que Turquía prefiere una intervención militar para derrocar al régimen de Bachar el Asad, cosa que Obama ha rechazado. Además, "Egipto fue la última gota" que rebasó el vaso, ya que Washington reconoce al gobierno militar, lo que Ankara rechaza.

 
Las acusaciones de que el jefe de los servicios secretos turcos, Hakan Fidan, sería el responsable de la detención de espías israelíes en Irán y persiguiera un rumbo "independiente" en Siria, también han enrarecido el ambiente, aunque la Casa Blanca volvió a definir Turquía ayer como "un amigo cercano y aliado".  

"A Fidan le acusan de establecer una estructura independiente de servicios secretos y de no permitir que otros espías trabajen en Turquía; es decir le acusan de hacer bien su trabajo", defendió el ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, al funcionario. Definió los reportajes, aparecidos en la prensa estadounidenses, como "una presión psicológica constante" para cambiar la política exterior turca.

Como resultado, Turquía se siente cada vez más como "un lobo solitario", en palabras de Güvenç, y escoger el sistema de misiles chino parece ser una reacción para buscar amigos en otra parte del mundo, señala. "Pero creo que Turquía ha apostado demasiado alto y tendrá que recular; al final se impondrá el sentido común", concluye el profesor, en referencia a que el contrato de misiles aún no está del todo cerrado y puede volver a anularse. En tal caso, según el Ministerio de Defensa turco, la oferta franco-italiana de Eurosam sería la siguiente opción.

EFE  
Dogan Tiliç 
http://www.revistatenea.es

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