No
obstante, varios comentaristas militares chinos manifestaron que el
rearme de Vietnam y la adquisición de submarinos diésel-eléctricos,
constituye una amenaza sustancial para la seguridad nacional de China.
En
efecto, Vietnam se ha convertido en un gran socio de Rusia en el ámbito
de la cooperación técnico-militar. Con ayuda rusa está creando una
flota submarina compuesta por seis sumergibles proyecto 636. Vietnam
también recibe de Rusia cazas Su-30MK2, lanchas y fragatas portamisiles,
diferentes tipos de misiles antibuque y sistemas de defensa antiaérea.
Rusia ayuda a Vietnam en el mantenimiento de armamento soviético
suministrado con anterioridad y le presta una ayuda importante en la
preparación de oficiales vietnamitas en especialidades técnicas.
Sin
embargo, no hay que exagerar el significado de los éxitos vietnamitas
en la modernización de sus sistemas de defensa. Sería ingenuo esperar
que un gran país del sureste de Asia, con una economía de rápido
crecimiento se conforme eternamente con el arsenal que le quedó de los
tiempos de la Unión Soviética.
China
anualmente pone en servicio submarinos atómicos, lanza todos los años
decenas de cazas de cuarta generación, fabrica destructores equipados
con sus propios análogos del sistema norteamericano AEGIS. En
comparación con los ritmos de la modernización militar china, los éxitos
vietnamitas lucen bastante modestos. Independientemen te del arma que
Rusia esté dispuesta a conceder a Vietnam, este país simplemente no
dispone de recursos financieros para formar y mantener en estado de
combate fuerzas aérea y navales capaces de lanzar un reto a China.
Vietnam solo procura asegurar las necesidades básicas de la defensa
nacional. Y China debe estar conforme con que Vietnam lo hace con ayuda
de Rusia.
A
pesar de las periódicas fricciones y de las disputas territoriales, las
relaciones de China con Vietnam se diferencian de las relaciones de
China con los aliados de EEUU como Japón y Filipinas. China confiere un
significado estratégico al desarrollo de sus relaciones con Vietnam,
confía en atraer a este país clave del sureste de Asia a una cooperación
económica de envergadura. La disputa territorial que ambos mantienen y
los fuertes ánimos nacionalistas existentes por ambas partes pueden
desembocar en crisis locales. Pero los gobiernos de China y Vietnam
tratan de sofocar tales crisis antes de que ocasionen un daño
irreparable a sus relaciones.
Si
Rusia renunciase a proveer el armamento necesario a Vietnam, la parte
vietnamita se enfrentaría a la amenaza de perder gradualmente la
capacidad combativa de sus Fuerzas Armadas y a una alteración del
equilibrio de fuerzas en la región. El agudo sentimiento de su propia
indefensión haría que Vietnam se dirigiera a la única fuente alternativa
de armas modernas – EEUU y sus aliados.
A diferencia de Rusia, EEUU
casi siempre liga la cooperación técnico-militar al cumplimiento de un
conjunto de condiciones políticas. El proceso de acercamiento
norteamericano-vietnamita, que paulatinamente iba cobrando fuerza,
podría acelerarse bruscamente.
Vietnam recibiría una cantidad de armas
equiparable y hasta mayor de la que recibe ahora de Rusia, pero pasaría
de la política de equilibro entre las grandes potencias a la política de
estrecha alianza con EEUU. La renuncia de Rusia a los suministros de
armas a Vietnam tendría, de tal manera, consecuencias más serias y
negativas para la seguridad de China, que la prosecución de tales
suministros.
Foto: RIA Novosti
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