Los blindados MRAP
(Mine-Resistant Ambush Protected) entraron en escena en la guerra de
Irak ante el creciente número de bajas por artefactos improvisados, los
conocidos como IED. Su irrupción en zona de operaciones demostró una
alta eficacia salvavidas en comparación con los tradicionales Humvees,
pero también evidenciaron limitaciones en cuanto a movilidad y
estabilidad en determinados terrenos por sus especiales características
estructurales (sobre todo una excesiva altura ).
En el año 2007, el Ministerio de Defensa español auspició el Plan de
Renovación de Vehículos Blindados. Se planeó adquirir 395 MRAP de dos
modelos (Lince y RG 31) por más de 300 millones de euros y a partir de
2017, los 8×8 de nueva generación.
La presión por los crecientes
atentados contra las tropas españolas por IED en Afganistán y Líbano,
principalmente, obligó a Defensa a acelerar el proceso y entre 2009 y
2010 (más de dos años después) llegaron los cien primeros en varias
tandas. Precisamente, la base cordobesa de Cerro Muriano acogió los cursos escuela de uno de estos vehículos blindados, el RG-31 Antílope.
Con el final de la misión en Afganistán y Líbano en el horizonte y la
irrupción de nuevos escenarios asimétricos y nuevas amenazas, se reabre
el debate del futuro de este tipo de blindados que llegaron como
sustitutos de los BMR (Blindados Medios sobre Ruedas),
cuando en realidad fue un recurso forzoso y limitado a la espera de que
la salida de la crisis permitiera su verdadero reemplazo con los 8×8
que están llamados a sucederlos.
Solo la Infantería de Marina española,
al igual que ahora los Marines estadounidenses, decidió apostar por
estos 8×8 en lugar de los MRAP, de ahí la adquisición del VCI Piraña de
la empresa suiza MOWAG, integrada en General Dynamics (propietaria de
Santa Bárbara Sistemas, que es la fabricante de los RG 31 españoles con
patente sudafricana).
Hace unos días, el Washington Post publicó que cerca de un 20% de los
MRAP en Afganistán (hay más de 11.000 desplegados), se convertirán en
chatarra .
Cada uno de estos blindados anti-minas costaron en torno a un millón de
dólares y ahora no encuentran compradores ni futuro salvo como material
de desguace y repuestos.
España está preparando el repliegue de Afganistán de los centenares
que allí tiene desplegados y anunció a primeros de este año la
resolución del contrato de la que fuera titular de Defensa por entonces,
la socialista Carme Chacón, del último contrato de entrega de 20 RG-31
de los 180 totales.
El Gobierno popular ha argumentado “problemas
técnicos” para dicha resolución. Sin embargo, ni la situación
presupuestaria –con el Ministerio buscando a destajo compradores de
material español—ni la doctrinal, más encaminada a las brigadas ligeras
con una alta movilidad, auguran un futuro a un vehículo estrella en sus
días que ha salvado muchas vidas, pero que no está llamado a convertirse
en imprescindible.
la-aspillera
http://blogs.diariocordoba.com/la-aspillera
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