El Ministerio de Defensa se ha visto “obligado” a dar luz verde a la carena del submarino ‘Tramontana’. Ya cuenta con una línea de presupuesto para acometer las labores, valoradas en 30 millones de euros. Es la única salida de la Armada al retraso del S-81 por problemas de diseño.
Según fuentes militares consultadas por El Confidencial Digital, Defensa ya tiene diseñado un plan financiero para llevar al submarino S-74 ‘Tramontana’ a talleres. Se trata, tal y como dice el propio ministro Pedro Morenés, de una “obligación” a la vista del retraso de dos años que acumula el primero de los submarinos S-80. Una solución de emergencia.
La decisión de emprender la remodelación y reparación del submarino S-74, tal y como explican estas voces, ha sido consensuada con presidencia del Gobierno. Se trata, dicen, de un “parche” a la situación actual, permitiendo alargar la vida útil del buque cinco años más y evitando quedar desprovistos de submarinos en 2016.
Si el ‘Tramontana’ no entra en talleres, tan sólo quedarían en activo el ‘Galerna’ (que afronta el último tramo de su vida operativa) y el ‘Mistral’
(que actualmente está finalizando su paso por astilleros para
realizarle la gran carena). Insuficiente para un plazo de cuatro años.
Se barajan actualmente varias opciones para afrontar este coste extraordinario, que asciende a unos 30 millones de euros. La búsqueda de soluciones se inició a finales de 2012, pero se desechó la idea de la carena del ‘Tramontana’ al no encontrar fondos.
En principio, la fórmula que se busca es que otra cartera –“Hacienda,
muy posiblemente”- asuma el coste de la carena, y que en un futuro este
gasto revierta sobre las cuentas de Defensa, como se ha hecho en otras ocasiones.
Además de las necesidades estratégicas y operativas de la Armada española –que se enfrenta a la posible ‘nulidad’ del arma submarina-, existe un componente político en la decisión.
En Murcia, los tres partidos mayoritarios de la región han llegado a
un acuerdo para iniciar una ofensiva en Madrid. Su objetivo, que el ‘Tramontana’ llegue finalmente a los astilleros de Navantia en Cartagena, y con ellos, una importante carga de trabajo.
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